Cada 5 de junio se celebra el Día Mundial del Ambiente como un llamado de conciencia a la importancia de la protección y la salud de nuestro planeta. Es un día para reflexionar acerca de nuestras conductas como individuos, pero también es una jornada donde se invita a las grandes corporaciones y organizaciones a ser parte, para pensar nuevas formas de desarrollo sostenible.
Todo comenzó en el año 1972, luego de la primera conferencia internacional sobre cuestiones medioambientales, conocida como Conferencia de Estocolmo, donde a partir de la resolución A/RES/2994 (XXVII) se designó el 5 de junio como Día Mundial del Ambiente. La ONU invitó a los Estados integrantes a realizar, ese día, cada año, actividades que tengan que ver con el desarrollo de políticas medioambientales, que busquen preservar y mejorar el medio ambiente.
El lema de este año, propuesto por el Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente, es "Sin contaminación por plásticos". Esto implica uno de los mayores desafíos y urgencias a tratar, ya que esta industria es de las más contaminantes del siglo XXI. Se considera que emite entre el 30% y 40% de los gases de efecto invernadero. Y no solo eso, la mayoría de nuestros consumos están atravesados por plástico.
Según las Naciones Unidas, se estima que cada año se producen más de 400 millones de toneladas de plástico en el mundo, y que la mitad corresponde a materiales de “un solo uso”. Estos son desechados o quemados, contaminando todos los ecosistemas. Y se estima que aproximadamente 20 millones de toneladas de desechos plásticos terminan cada año en lagos, ríos y mares.
Siguiendo con malas noticias, se calcula, que en 2025 nuestros océanos tendrán 1 tonelada de plástico por cada tres peces, y en 2050 habrá más plásticos que peces. Así, y todo, la demanda de materia prima de plástico es enorme, y la producción global en estos años fue en aumento. Para 1950 se producían 2 millones de toneladas al año, cifra que ascendió, aproximadamente, a 400 millones en los últimos tiempos.
El plástico en el medio ambiente se va fragmentando en trocitos cada vez más diminutos que acumulan sustancias tóxicas y contaminan mares y costas del planeta y están presentes en prácticamente todos los ecosistemas, ya que el plástico libera sustancias químicas nocivas en el suelo que luego pueden filtrarse a las aguas subterráneas u otras fuentes de agua circundantes, y por ende a los ecosistemas.
Son datos aterradores, pero actualmente el consumo excesivo de plástico nos está tapando. Nuestro planeta ya no resiste más acumulación, por lo que es importante que, desde los Estados, organismos y corporaciones, se empiece a trabajar acerca de cómo llevar adelante este cambio, desde la planificación y estrategia hacia nuevas formas de economía sustentable y sostenible, que abarque e implique a todos los sectores.
Desde Club de Roma, impulsamos diversas actividades de sensibilización como son la limpieza de zonas costeras, cursos de separación y gestión de residuos y conversatorios sobre la problemática ambiental. Necesitamos urgente un cambio de paradigma para evitar un desastre ambiental y el compromiso de todos.
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